lunes, 8 de septiembre de 2014

Un poco de historia


CONQUES:
La quinta frontera de Monegros
            Julián Abad Caja

Conques es mucho más que un idílico paisaje y una casa de vacaciones en el valle de Benasque, Conques es la historia maravillosa de una ilusión, un esfuerzo y un éxito comunitarios. Empezó a materializarse en el verano de 1970, fecha en que se inauguró el primer turno  de colonias.  Desde la perspectiva de sus  cercanas bodas de oro (2020), afirmo que  Conques es uno de los proyectos que más positivamente  está transformando Monegros:

El nacimiento de Conques fue  humilde y complicado, pero, con el tesón y esfuerzo de muchos, la frágil criatura fue creciendo y abriendo las mentes de las nuevas generaciones  hasta desbordar las  fronteras físicas  de la comarca  y abrir una quinta frontera de Monegros, en la que  se ensancha en todas direcciones el horizonte personal y colectivo  de  nuestras vidas.

 
LAS  CUATRO EDADES DE CONQUES

Los protagonistas  de esta singular historia “siempre tuvimos claro- dice Antonio Santamaría-  que Conques era y debe seguir siendo una obra de todos, en la que los  individuos no firman sus colaboraciones, .por muy decisivas que sean,  sino que las consideran  de propiedad común”. A ese conjunto anónimo lo llamaré desde ahora: los forjadores de Conques.  Son legión y a casi todos los que lean esta crónica les vendrán sus nombres a la memoria. Pero ellos, ni los vivos ni los muertos, quieren otro reconocimiento que la continuidad de su obra. Las  conversaciones con curas, monitores, cocineras y  cooperantes  varios me han permitido identificar  al personaje colectivo Conques, que es el que habla en estas líneas, sin que podamos distinguir si su voz es del cura  Félix o del fontanero Gardeta, de Josefina, de las religiosas Carmina y Angelines, de las cocineras Carmen y Angelita o de Miguelito arreglatodo o del todoterreno Eusebio. Es simplemente la voz de Conques, un nombre que carece de singular.  Con profunda admiración y respeto, transcribo en cursiva su relato.

 
1ª EDAD: Descubrimos un problema.

Hacia 1966, fruto de nuestras personales inquietudes e impulsados por el aire nuevo del recién terminado concilio Vaticano II, varios  curas y seglares de la zona reflexionábamos frecuentemente  sobre cómo cohesionar Monegros, donde cada pueblo vivía de espaldas a los demás y tenía con ellos  una relación más  de rivalidad que de cooperación.

Por otra parte, la reciente creación de los nuevos pueblos de colonización  con personas de todas partes que ni siquiera se conocían entre ellas nos planteaba dos urgencias inaplazables; a) construir un  verdadero pueblo en  cada uno de los asentamientos, que inicialmente eran sólo unas cuantas  casas, un aglomerado de familias sin ninguna raíz común y un nombre: La Cartuja de Monegros, Orillena, Cantalobos, San Juan del Flumen, San Lorenzo del Flúmen,  Montesusín o Sodeto; b) integrar en  pie de igualdad,   a los nuevos llegados y la población autóctona.
 

2ª EDAD: La solución Conques

Desde el principio tuvimos claro que debíamos fomentar los contactos amistosos y frecuentes entre todas las poblaciones de la zona. Aprovechamos el día de la juventud y las jornadas de los ancianos; pero aquello era a todas luces insuficiente  Nos enteramos por Carmelo de que su amigo el cura de Leciñena tenía experiencia en organizar colonias veraniegas para niños y jóvenes. Nos pareció  una idea excelente para muestras propósitos. Lo primero, teníamos que encontrar un lugar atractivo, preferentemente de montaña para que fuera más evidente la nueva faz del Monegros que queríamos construir, y lo suficiente aislado para respirar naturaleza sin que el bullicio no nos lo contaminara.

La casualidad - la  Providencia- quiso que topáramos con el  cura de Fonz, empeñado por entonces en  buscar una casa en los Pirineos para fines parecidos a los nuestros. Él había mirado varios sitios y, finalmente, se quedó para sus colonias con la casa abadía de  Villanova, en el valle de Benasque. “Pero -nos dijo- hay cerca de aquí un lugar ideal: la casa de Conques, Hace algún tiempo la dejaron de usar los jesuitas. Ahora está muy deteriorada; para ponerla en condiciones se necesita mucho esfuerzo y mucho  dinero. Yo no me atrevo; si os atrevéis vosotros…”
 

3ª EDAD: La fragua  del carácter propio

Vaya si nos atrevimos,  Lo nuestro fue una osadía, ¡bendita osadía!, No teníamos un duro, carecíamos de experiencia, ninguno de nosotros tenía el título adecuado, los servicios sanitarios eran deficientes, las instalaciones precarias, el equipamiento casi inservible,  En aquellas condiciones, hoy nos hubieran cerrado el tingado antes de abrirlo.

Fue precisamente aquella precariedad la que nos obligó a sacar lo mejor de nosotros mismos y aumentar nuestra confianza en Dios que elige a los enanos para levantar obras gigantescas. Y Conques es un ejemplo: las cuatro manos primeras se invirtieron pronto en cientos de manos que empujaban en la misma dirección. . Éramos ya irresistibles.

Cada primavera,   un batallón de la retaguardia  subía de Monegros a Conques, dispuesto a retejar,  reparar tuberías y duchas, revisar la  instalación eléctrica, pintar o limpiar los palomares y caminos. Cada verano, los batallones de la vanguardia  de Conques se turnaban o repetían como directores, monitores, cocineras o pinches.

Nadie cobró un duro ni reivindicó jornada de ocho horas,  Conques era nuestra obra, la de todos, y no íbamos a pagarnos a nosotros mismos. Pero lo importante no fue remozar la casa, sino forjar un estilo de vida que imprime carácter, una forma de pensar, sentir y actuar  en la que nosotros va siempre delante del yo, el que da es más rico que el que recibe  y el que sirve tiene más categoría que el que es servido.
 

4ª EDAD Transformamos la casa en una estirpe

Así, a golpe de salir al encuentro de todos, de abrir nuestras mentes, de no eludir el trabajo ni el esfuerzo, de compartir, de ayudar y dejarse ayudar, convertimos Conques en una familia, cuya estirpe está llamada a perpetuarse. Y esta estirpe de Conques podrá cambiar de casa, pero no cambiará sus valores. Al tener que abandonar Conques en 2006, algo dentro de nosotros se conmovió, ¡quién no añora la casa donde nació!, pero el Conques verdadero está dentro de nosotros y se desplaza con nosotros a dondequiera que vamos: Obarra, Bruis,  Oto  o cualquier otro lugar. Cambiamos de domicilio, pero  la estirpe de Conques continúa, como muestran las pañoletas que llevamos al cuello. No queremos perder el nombre ni los apellidos de nuestra estirpe.
 

OCHO APELLIDOS DE CONQUES

Con la película Ocho apellidos vascos, el cineasta Martínez Lázaro tuvo un éxito resonante, En ella parodia la pretensión que tienen  algunos nacionalistas de exigir ocho apellidos euskaldunes para demostrar la pureza racial de un vasco. Lejos de toda parodia y más con más voluntad de  mestizaje que de exclusión de otras experiencias, enumero a continuación ocho apellidos que definen la genuina naturaleza de Conques:

1.     AMISTAD. Quien llega con amigos,  en Conques los multiplica; quien viene sin amigos, en Conques los fabrica. Hasta tal punto es la amistad un apellido de Conques que la canción de Roberto Carlos Yo quiero tener un millón de amigos ha sido adoptada como uno de los himnos  favoritos,

2.     ALEGRÍA, El simple olor a Conques repele la tristeza. Cuando alguien se siente deprimido, sus compañeros se acercan a él, le  levantan la moral y absorben su pena, como un secante absorbe la tinta.

3.     ASERTIVIDAD. Conques es un gimnasio donde se fortalece la personalidad, se enseña y donde entrena a los niños para conocerse a sí mismo y para asumir responsabilidades de acuerdo  con las propias capacidades.

4.     IGUALDAD. Conques trata a todos con el mismo respeto, cariño y exigencia, sean: niñas o niños, ricos o pobres, guapos o feos, gordos o delgados. Nadie sabe si un niño  paga la tasa del turno o se la paga Conques. Antonio Puyol cuenta que, en uno de los turnos,   el día de los padres, a un niño le entró la morriña y les dijo: "si no fuera porque no me devolverían las perras, me iría con vosotros a casa”. Precisamente la cuota de aquel niño había sido pagada por Conques, pero ni él mismo lo sabía. ¡Con qué orgullo llevamos nuestros apellidos!

5.     SUPERACIÓN. En Conques no se permite sestear ni dormirse en los laureles de lo ya conseguido. Al que alcanza una meta, se le propone otra más alta. A quien llega a Sanarta, se le invita a subir al Portillón. El que Conques esté al pie del Aneto y, Oto al pie de Monte Perdido, es el símbolo de que Conques nos propondrá  siempre una meta más alta.

6.     COOPERACIÓN. Todas las cosas de Conques  se plantean de modo cooperativo: el aprendizaje,  las decisiones, los juegos, las acampadas, los fuegos de campamento, los trabajos, las excursiones.  Entre todos las cosas salen mejor. ¡Menudo entrenamiento para la vida adulta!

7.      NATURALEZA. Vivir diez días en contacto con la naturaleza es aprender a amarla y a respetarla. Hasta para cortar una vara y hacer  una gayata  Conques  pide permiso al fresno y  le da las gracias después. Los monitores enseñan a respetar  animales, plantas y paisaje y vigilan el cumplimiento de las normas de protección, hasta que se puede relajar la vigilancia  porque los niños ya aman el medio ambiente y miran  con ternura las ramas de un litonero, los tritones de Baticheles o el nido de un pájaro.

8.     CATEQUESIS PARA LA VIDA. Los valores cristianos impregnan toda la trayectoria de Conques, Ellos están en la base de la nueva sociedad que queremos construir, Se atribuye a Laureano, desgraciadamente no puedo preguntarle si de verdad la dijo, esta frase: “Más se consigue en dos semanas de  Conques que en un año de catequesis”.


I  CONQUES, MEMORIA Y FUTURO

El martes  5 de agosto de 2014, festividad de Nuestra Señora de las Nieves, nos concentramos en Oto de Broto muchos  de los que pertenecemos a la numerosa estirpe de Conques.  Un temblor estremeció nuestras entrañas cuando, con la fuerza portentosa de su garganta y del espíritu de Conques,  Elisa Huerva Asesio, una niña de La Cartuja de Monegros, que aún no tenía diez años, se arrancó después de comer con esta  descomunal jota encadenada:

Cansado de ser pequeño,
Monegros creció  hacia el Norte
para retar al Aneto
en la frontera de Conques.

De nuestro Monegros  duro
Conques es quinta frontera,
donde germina el futuro
en copiosa sementera.

Todos aplaudimos a rabiar a Elisa, desde el señor Obispo don Julián y los curas de Lanaja (José María), Grañén (Antonio) y  Robres (Nacho), hasta los que fueron o son  monitores, cocineras, padres, abuelos y cientos de voluntarios que hacen posible el milagro de Conques. Elisa nos prestó a todos su prodigiosa voz y, al aplaudirla, nos estábamos aplaudiendo a nosotros mismos, porque todos los allí convocados, extasiados por la precoz jotera, en las entretelas del alma rasgamos nuestras silenciosas bandurrias para acompañarla. Y súbitamente comprendimos que la estirpe de Conques será inmortal, mientras siga vivo ese  admirable voluntariado que, en las duras y en las maduras, la  renueva y vivifica cada año.

 

              CONQUES, para recordar: 1970-2008











 
 
 
BRUIS - de 2008-2012 abuelos
 






 
OBARRA - 2009-2013 niños
 
 







 
 
 
 
OTO - 2014-...  niños
 
 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario