II
A principios de los 80 detectamos el proceso de envejecimiento
progresivo, constante e imparable en la comarca: baja natalidad, la juventud se
va, hay un porcentaje grande de solteros y solteras, vuelven algunos jubilados
de la ciudad al pueblo,…
Estos mayores viven muchos de ellos solos y en condiciones precarias:
pensiones insuficientes, viviendas no adaptadas a sus necesidades, sin una
atención y asistencia adecuadas, sin alicientes ni medios para su cultura,
creatividad, tiempo libre, etc… Faltan lugares de convivencia.
Y de este análisis surgen unos compromisos:
· Procurar la promoción
humana, social, cultural y comunitaria de los mayores
· Despertar la conciencia
del pueblo y de otras instancias en este campo
·
Crear cauces para que los
mayores se organicen, sean protagonistas y responsables de sus propios
problemas
·
Crear hogares o clubes
como lugar de encuentro
Estos compromisos se hicieron enseguida operativos.
Programamos convivencias que posibilitaban el encuentro de los mayores
desde distintos pueblos. Tienen un desarrollo festivo-recreativo con
actividades que fomentan la convivencia entre ellos y el pueblo que los recibe.
Todo esto se hace realidad en el año 81. Se programan 4 convivencias
en los meses de abril y mayo con resultados positivos y alentadores: Se hace
comarca, nos conocemos más, creamos amistades, etc…
A partir del año 86 hace suya esta actividad la Mancomunidad de
Monegros.
Estas convivencias fueron también el arranque de la actividad de las
vacaciones de verano en la casa de Conques.
Fue en el verano del 82 cuando se celebró el primer turno y a partir
de entonces ininterrumpidamente hasta hoy, (2012 es el último año que se
celebraron). Son cuatro turnos de 10 días de duración durante los meses de
junio, agosto, septiembre en combinación con los de niños y jóvenes.
El fin primordial es crear convivencia. Que sean vacaciones relajadas,
festivas, recreativas y participativas. Todo está programado pero nada está
establecido, todo se consensúa cada día.
Un detalle muy importante: los mayores no están solos. Se forma un
ambiente de familia.
Allí hay jóvenes, matrimonios, niños pequeños, los familiares que
vienen a visitarlos. Se programan excursiones, encuentros con los de los
pueblos del Valle, concursos, juegos, momentos de oración, de celebraciones
litúrgicas, etc…
El resultado es que se estrechan los lazos de amistad que perduran
para siempre. Hoy día los pueblos están “entremezclados”. Todos y todas somos
Monegros.
Hasta aquí Félix Rufas.
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