Yo era sólo una
pobre caña, pero, puesta en las manos del pastor, soñaba en sus sueños,
modelada a su aire y su estilo, con el beso de sus labios y su aliento, movida
al ritmo de sus dedos, soy toda música, soy ya una flauta, su flauta, la que
lleva en el zurrón todos los días junto al pan y el vino de merienda, la flauta
de su música que ya conocen las ovejas y les guía en el camino.
Yo era sólo una caña
pero estaba llamada desde siempre a cambiar mi vacío en música, y ser su
flauta.
Que el Espíritu de Jesús, - cuyo día celebramos este Domingo - llene nuestro ser, y con Él hagamos sonar la mejor música, la que necesitan nuestros hermanos, la música del AMOR.
VEN, ESPÍRITU DE DIOS,
SOBRE TODOS
HOMBRES Y MUJERES.
VEN, ESPÍRITU DE DIOS,
ENSÉÑANOS
A DAR FRUTOS
DE TU MISERICORDIA,
DE TU AMOR.
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